Miembros de la Federación Económica Brasil Argentina Paraguay (Febap) pidieron superar el “primitivismo” reinante en las fronteras de estos tres países, donde desplazarse en un radio de 100 kilómetros demanda por lo menos seis horas. El puente entre Encarnación y Posadas es uno de los casos.
ENCARNACIÓN (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). El citado organismo, de carácter privado, se reunió el viernes en esta ciudad en una plenaria anual, bajo la presidencia de Paraguay. Del encuentro participaron delegaciones de Argentina y Brasil, encabezadas por sus respectivos presidentes de FEBAP, José Abel Sánchez y Edson Luis Lautharte.
En la apertura del encuentro, la presidenta de turno en representación de nuestro país, Nadia Czeraniuk, lamentó que pese a los esfuerzos hechos, aún no se ha logrado una integración en las fronteras que posibilite el desarrollo de los pueblos de una región compartida por los tres países. “Tardamos más en cruzar entre Encarnación y Posadas de lo que se tarde en llegar de Madrid a París”, sostuvo.
Según ella, “debemos eliminar las desconfianzas que impiden un relacionamiento más fluido, sin renunciar al debido control”. Al respecto, relató una experiencia que le tocó vivir mientras acompañaba a un grupo de educadores europeos que visitaba la región y a quienes llamó la atención que la gente debía bajar de los colectivos urbanos y correr para hacer fila y cruzar el control migratorio. “Este tipo de situaciones no se ve en Europa, donde cruzar las fronteras no comporta una cuestión que afecta a la dignidad de las personas en el trato y el comportamiento. Sin dudas necesitamos superar una serie de cuestiones que hacen a que nos mantengamos en una condición de países tercermundistas en cuanto a determinados derechos ciudadanos”, argumentó.
Czeraniuk afirmó también que las cuestiones económicas y los vaivenes de la economía en cada país que comparte esta región deberían ser una oportunidad para los ciudadanos de cada frontera, como de hecho lo es, pero se enfrentan a dificultades impuestas por las aduanas, con un impacto negativo en las políticas de integración y promoción turística impulsadas tanto desde las instituciones oficiales como por la sociedad civil.
Puertos y ruta jesuítica A su turno, la vicepresidente por Paraguay de la Febap, Olga Fisher, lamentó la falta de mecanismos que permitan una integración vigorosa y más conveniente en la región, que comparte un destino turístico común, el legado de las Misiones Jesuíticas en esta parte de América. Hay una ruta jesuítica que abarca Argentina. Brasil y Paraguay en un radio no mayor a los 100 kilómetros, pero que se dificulta para el turismo a raíz de barreras aduaneras y migratorias. Existen puertos alternativos sobre el río Paraná para cruzar a uno y otro lado, pero que no pueden ser utilizados por turistas pues no operan los fines de semana.
Adelantó que desde la organización trabajan justamente para que los puertos de Puerto Paraíso y Nueva Alborada, en Itapúa, sean habilitados los fines de semana a fin de conectar con el destino turístico de San Ignacio Miní, en la provincia de Misiones (Argentina).
Durante el plenario de la Febap también se desarrolló un encuentro de la Red Interuniversitaria de Conocimiento Orientada al Comercio (Red Cidir) y un seminario sobre cooperativismo en las tres fronteras.